Con el inicio de clases, inician los días larguísimos, y mi falta de tiempo para hacer todo lo que quiero hacer.
En fin, todo ha salido bastante bien. La Obra es un clásico los jueves, y poco a poco se integran conmigo Rafa, Julio y Facundo; juntos todos somos “Canek”, dado que BlueRelaxxx… la verdad…. bueno, dejaré que juzguen ustedes mismos.
Ya nunca supe más de Zamorano, así que el Sax tendrá que esperar.
Aprovecho para contarles un poco la historia del por qué Jacinto Canek es el personaje en el cual me inspiro para nombrar el proyecto:
Yo estaba acostado en cama cuando mi novia puso un libro frente a mis ojos. La portada decía “CANEK” por Emilio Abreu Gómez. Mientras admiraba la portada y buscaba algo gracioso que decir, ella exclamó “Este libro ME FASCINA!, te puedo leer un poco?” y como los libros siempre son prioridad ante el televisor, decidí escuchar fragmentos de lo que pronto consideraría una de las mejores obras literarias mexicanas.
La voz cálida de María empezó a leer:
9
Tumbado sobre la tierra, Guy mira pasar las nubes. Hace
horas que está ahí, absorto en el viaje de las nubes. Canek le
acompaña y le sonríe con sonrisa buena, como lavada.
Habla Guy:
—Mira las nubes, Jacinto. Dentro de ellas viven los fantasmas.
Cuando los fantasmas duermen, las nubes son blancas; vuelan
despacio para no despertarlos. Los mecen y los llevan lejos.
Cuando los fantasmas despiertan, las nubes se vuelven grises y
se agazapan en el horizonte. Cuando los fantasmas se enfurecen,
entonces las nubes se tornan negras, se agrietan y estallan.
Canek preguntó:
—¿Y nunca salen los fantasmas de las nubes?
—Cuando salen de las nubes, las nubes desaparecen.
—¿Entonces qué son las nubes?
—Las nubes, Jacinto, son la sombra de los fantasmas.
Canek sonrió con sonrisa buena, como de imagen. Arriba
caminaban las nubes blancas. Dormían los fantasmas.
María me volteó a ver esperando mi asombro, el cual fue satisfactorio para ella. Enseguida dijo “te leo otra…” entre preguntando y afirmando; yo estaba curioso:
44
—¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren se convierten en pájaros?
—No sé, niño Guy.
—¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren se vuelven flores?
—No sé, niño Guy.
—¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren van al
cielo?
—No sé, niño Guy.
— Entonces, Jacinto, ¿dime qué les pasa a los niños que se
mueren?
—Los niños que se mueren, niño Guy, despiertan.
Fue así como quedó impreso en mi mente el nombre “Canek”; poco tiempo después leí el libro entero, y por supuesto, investigué un poco sobre la verdadera historia.
Exhorto al lector de este humilde blog a que busque el libro, que no sólo es un recopilado de poemas y pequeñas historias, sino que, al menos en mí, despertó un cariño por la naturaleza y humanidad más sensible que nunca.